Kate Moss llevaba sin pisar una pasarela desde el 2004 cuando decidió dejarlo para siempre y dedicarse a la vida contemplativa. Pero claro, la moda es fuerte y su llamada hace eco y para una persona como Kate, que ha protagonizado algunos de los mejores desfiles en las pasarelas, el hecho de desfilar para uno de los grandes como Louis Vuitton pues es un regalo muy jugoso que pocas serían capaces de rechazar. Y así ha sido, que en la última jornada de la semana de la moda de París decidió subirse y enfundarse un Louis Vuitton en color negro y callar las bocas de todos los que decían que estaba muy vieja ya para hacer moda y que lo suyo era hacer calceta.
Pero no solo eso, que va. Al parecer los de Louis Vuitton (Marc Jacobs) querían que el aura de polémica que siempre ha rodeado a Kate Moss no se perdiese en su desfile y además aprovechar para sacarle algo de partido. Así que si de por sí la colección tenía una fuete impronta masculina con sus cortes y estilos militares y su aspecto rudo, decidieron que lo mejor es que la modelo se subiera a la plataforma con un cigarro en mano, saltándose a la torera y pasándose por... por el Louis Vuitton la ley que prohíbe fumar en espacios públicos.
Estaba programado y no fue una provocación. Todo el mundo comprendió que formaba parte de la puesta en escena
Todos, todos... creo yo que no, que el gobierno francés lleva desde el 2007 con la ley que prohíbe fumar en espacios públicos y cuando se enteró de esto (porque no se había enterado) no le debió de hacer mucha gracia por mucha Kate Moss que fuera y por muy embutida que fuera en un Louis Vuitton. Pero vamos, que se lo han perdonado, que para una vez que deja de estar en primera fila viendo los trapitos y se sube a la pasarela pues han hecho la vista gorda. Y tengo que decirlo... menudo estilazo que tiene Kate Moss a su edad. Si es que la que vale, vale.
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