A ver pongámonos serios porque estoy que no me lo creo. He aquí una imagen que no se ve todos los días (y menos mal). Nuevamente Lindsay Lohan vuelve a nuestras líneas, está que lo tira últimamente, es una detrás de otra: que si se cae, que si la vetan, que si ahora esto… vamos, que de mal en peor. Pero quizá ésta sea de las más gordas…
Lilo fue una de las invitadas a la fiesta de cumpleaños Perez Hilton donde estuvo con el resto de famosos celebrando y pasándoselo chachi piruleta. No os digo más que hasta cogió un micrófono y se puso a cantar, hasta que no hubo más remedio que quitárselo de las manos (literal). Una de esas noches en las que lo dio todo, todo, aunque lo mejor estaba por llegar…
Y es que al salir de la fiesta, irremediablemente todas las miradas no se dirigieron a su vestido, escote, ni siquiera a su cara de flipada, sino a sus zapatos ya que de ellos salía un polvo blanco que me ha dejado estupefacta, totalmente muerta, igual que a todos los presentes, quiero imaginar.
Ha sido uno de esos momentos en los que me he planteado varias teorías: por una parte la posibilidad de que haya pasado por una panadería que a esas horas es cuando empiezan a hacer el pan, entonces se le llenaron de harina; también que hubiese estado en una pastelería (los bajones de glucemia son malísimos) y sea azúcar glas; otra que se le fuese la mano con el talco para que no le oliesen los pinreles y probablemente no le vuelvan a transpirar en la vida; o simplemente que le dolían tanto los pies de los tacones que tuvo que estimularlos de alguna manera, y como el Red Bull es bien pegajoso pues lo que pilló a mano, un multivitamínico cualquiera,... Las posibilidades son múltiples, cada uno que piense lo que quiera.
Sea como fuere, Lindsay, nena, lo tuyo ya es un no parar.
Vía | Socialité Life