Últimamente estoy viendo imágenes que me perturban, situaciones y modas que me provocan cierta inquietud. Me preocupa el cariz que están tomando las cosas y lo que parece que está aquí para quedarse, sobre todo porque son chicos modelo los que lo hacen. Sí queridos y queridas, ahí tenéis a Penn Badgley y Ed Westwick: vuelve el hombre. Vuelve la peluchada. Tantas películas de hombres lobo empiezan a hacer efecto.
Si hace unos días lo que me trastornaba era el pecho-gorrión de Russell Brand, extrañamente rasurado cuando siempre había lucido sus pelillos, hoy es todo lo contrario. Parece que vuelve el HOMBRE, así, con mayúsculas y con ganas de quedarse. Ese Ed Westwick yéndose de premios con el felpudillo puesto, luciendo orgulloso cuasi-tirabuzones y tatuaje cercano a la tetilla, y sobre todo ese escotazo mayor que el que la que os escribe se puede poner un día que salga pidiendo guerra. No sé qué opinaría de todo esto el elegante Chuck Bass.
Y ese chico solitario, Penn Badgley, que creíamos dulce y suave, osó también acudir del ganchete de su Blake Lively, con la camisa abierta y transparentosa, al estreno de ‘Twelve’, la nueva película del tercer Chico Cotilla en discordia, mi adorado Chace Crawford, el único que parece que se mantiene fiel al pecho pulcro. Llega el momento de mojarse, queridos poproseros, que para eso estamos en verano, y declararse fan de la depilación definitiva, cual Cristiano Ronaldo o del hombre cual oso cavernario. En mi caso, ni tanto ni tan manco. No quiero abrazarme a un San Bernardo, por más que se pongan de moda, ni tampoco a un pecho limpio cual culo de bebé, que seguro que resbala. Término medio, por favor.
Vía | Huffington Post