No soís tontos, seguro que muchos de vosotros os habéis percatado: tenemos a un extraño ser rondando de post en post por Poprosa. Mientras nosotros publicamos cosas interesantes como que fulanita de tal enseña los pechos en Playboy, o que la otra, después de negarnos que estuviese embarazada, va y se pone a lucir bombo como quien luce zapatos nuevos, este extraño ser, que siempre está por encima del bien y del mal (o debajo, que le van todas las posturas), nos sorprende día a día con sus andanzas y sus raras costumbres.
Ese ser extraño, que es la Hilton, creemos que gasta un vida banal, vacía, sosa, insulsa, carente de sentido, frívola (vale, ya paro…) pero esta mañana, entre tostada y tostada y con las legañas todavía en los ojos, me he puesto a pensar (a veces lo hago) y creo haberme dado cuenta que el problema no lo tiene ese tímido ser que se hace llamar Paris, que va, ¡pobres ilusos!. ¿Sabéis quiénes somos los raros y los lelos? Pues sí, premio para la del portátil rojo: nosotros.
Lo tenemos nosotros que no la comprendemos: Paris Hilton es un ser extraño e incomprendido, un Gollum de la farándula que busca ansioso algo de cariño y comprensión y yo hoy voy a demostrarlo, aunque me cueste su amistad. Os voy a dar razones para que os salga de dentro darle un beso en la frente a Paris Hilton por las noches y que se os humedezcan vuestros ojitos cuando hablemos de ella.
La muchacha, os lo juro por la Gaga, hace algunas cosas que algunos humanos de algunos sitios, algunas veces pueden permitirse el lujo de hacer en algunas ocasiones. Si tiene que bajar al mar a cerciorarse ella misma que el agua no es azul, pues baja, como Juan sin miedo. Y ya de paso recoge estrellas de mar…
Y es una amante de los animales: igual les da de comer por la noche a sus 5 conejos (que eso no son conejos, parecen ñus) que se los pone encima en plan estola cuando va a visitar a sus amigos. Si es que se pierde en los detalles esta mujer…
Que sí, que la niña se lo pasa teta (y nos las enseña de vez en cuando) luciendo palmito y poniendo morretes delante de las cámaras. Porque le encanta posar como si en vez de un objetivo tuviese un pene delante. Y todos pensamos:
¡Pero que fresca que es la Paris Hilton esa!
¡Mentira, que no, que estamos equivocados! Que Paris Hilton no es una fresca, que Paris Hilton es… pues es Paris Hilton. Lo hace sin maldad, sin rencor, sin ánimo de lucro… ¿Vosotros creéis que con el dineral que tiene se molestaría en presumir de operaciones o de culo? Pero por Dios, que si por ella fuera, con solo extender un cheque se podría operar hasta parecerse a la Duquesa de Alba pasando antes por Cher…
¡Bah! es que esta chica es tonta…
Error. No es tonta, se lo hace, que es bien distinto. Es muy fácil ir por la vida como la rica tonta y rubia que le encanta gastarse el dinero en su perro (ya me gustaría a mi ser su perro), pero en el fondo se guía por una filosofía: sabe que la vida solo se vive una vez y sabe que en su cuenta unos extraños gnomos le meten cada cierto tiempo dinero para poder cumplir sus sueños, y ella, que ha sido educada en las más refinadas artes de la educación, no les va a decir que no, que eso está mal visto y ella de tonta no tiene ni un pelo.
Bueno, o miento, algo de pelo tonto si que tiene, que hace poco le cayó una galleta de las grandes por hacerse un lío con las extensiones de su cuarto de baño. Estoy seguro que ella quería ponerse las que la marca para la que trabajaba le insistió que tenía que ponerse, bajo amenaza de demanda si lo hacía pero con otras que no fueran las suyas. Y se lío. Se lío, se lío, se lío y acabó por ponerse las que no eran. Errores los tenemos todos.
Y hablando de pelo, me han dicho que le va el macho ibérico últimamente. ¿Véis lo que os digo? No es tonta y tiene algo que se nos escapa: o poderes mágicos a lo Potter, o una conversación profunda e intrínseca porque, si después de verla en el videoclip de la Supermartxé, el mozo quería seguir conociéndola, algo hay que no llegamos a comprender nosotros los mortales.
Definitivamente es una incomprendida y lo tiene que estar pasando mal. Que todo el dinero que se podría gastar en cosméticos, Diors y coches, a veces lo gasta en psicoanalistas que la reconduzcan por el sendero de su vida (un sendero adiamantado y con tonos dorados, por si algún día os lo encontráis por ahí) y nosotros aquí, riéndonos de su vida y de su fortuna. No sé como no se nos cae la cara de vergüenza, la verdad…
Fotos | Catinatree (Flickr), Thefrankfurtschool (Flickr), Paris Hilton Twitter