Ay que me meo toa del ataque de risa que me ha dado al ver estas imágenes. Es que de verdad que lo de Lindsay Lohan es un auténtico circo haga lo que haga. Da igual que se vaya de hermanita de la caridad a la India, o que se vaya de farra.
De todos es sabido que el único oficio y beneficio conocido de Lilo es salir de compras y de fiesta, árduas tareas donde las haya. El caso es que unas veces la cosa sale bien y otras simplemente se te va un poco la mano con las copas, te bebes hasta el agua de los floreros, y acabas espatarrada perdida en el suelo. Vamos como le pasó la pasada noche, que entre las que llevaba encima (imposible de negar), los flashes, el tumulto, los tacones, la verticalidad invertida, que la noche te confunde y demás, patampúm y al suelo, con la mala suerte que si esto no fuera poco, se cae en un jardín de piedras con cactus... Es que las tres de la de la mañana, que es cuando se empiezan a poner las aceras, es una hora muy mala para sortear obstáculos y juegos de equilibrio…
El caso es que, para más inri, está convencida de que fueron los propios paparazzis los que la empujaron y así lo ha declarado en su twitter. Sí, sí, te empujaron, ya, ya, por eso cuando saliste de la fiesta a eso de las cinco y pico de la madrugada te volviste a tropezar tú solita. Esta vez la sangre no llegó al río, o al pavimento, pero porque iba despacito acompañada de un policía, que sino… Así que nada nadita de echar la culpa a los fotógrafos, en último caso la tiene eso con lo que mezclas el Red Bull, carie. Eso sí, al final van a tener que declarar como actividad de alto riesgo al salir de juerga.
Un cuadro. Aquí tenéis el vídeo del incidente con el gritito de la Lohan…
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