Aunque Kiko Rivera dejó bastante claro en 'Sálvame' y 'Sábado Deluxe' que el motivo de su tristeza era fundamentalmente por la crisis afectiva con su madre, también reconoció que la economía familiar empezaba a hacer aguas. Los ingresos del hogar del DJ y cantante se basaban, prácticamente, en los bolos donde actuaba y, por si fuera poco, el positivo en coronavirus de Irene Rosales también la han dejado sin trabajar este fin de semana en 'Viva la vida'.
La falta de liquidez para afrontar las deudas que tiene su núcleo familiar y el dinero que le debe a Hacienda han hecho que Kiko quiera llevar a cabo la venta de las panto-propiedades, de las cuales él tiene en su poder un alto porcentaje. El pequeño del alma querría vender Cantora, epicentro del mundo del salseo y en cuya cocina nació el famoso pollo a la Pantoja. La finca está situada en Medina Sidonia (Cádiz) donde viven la coplera más sonriente (porque les jode) y su madre, doña Ana.
Tal y como ha podido saber la revista 'Semana', este legado de Paquirri de 370 hectáreas y 1000 metros cuadrados edificados está repartido del siguiente modo: un 51% pertenece a Isabel Pantoja y un 49%, a Paquirrín. Una situación que obliga al hijo tener que llegar a un acuerdo con la madre en caso de querer venderla.
La casa encierra muchísimos enseres del torero: seis de sus trajes, capotes (uno de ellos de oro), y más objetos de valor de los que la Pantoja no querrá despojarse mientras viva (como buena folclórica, que hay que meter en todas las frases la idea de la muerte para hablar con dignidad). Y es que, ahí donde la vemos, Isabel fue la Ana Soria de su época (corría el año 1984) y Carmina Ordóñez la Paloma Cuevas de un mismo torero.
Según Gema López, la tonadillera le ha negado a su hijo la posesión de este legado material de su padre: "Le dijo ‘si vendemos Cantora, me gustaría tener algunos de los objetos de mi padre’ e Isabel Pantoja le dice que no", ha sentenciado la periodista.
Seguro que le ha dado unas manoletinas y una palmadita en la espalda, "¡hala! Con esto ya te apañas tú, ¡eh! A ver si eres igual de apañao' que con la hebilla de la lata de la Coca Cola con la que te hiciste un pendientito, guapo", le habrá dicho la Pantoja en ese tono de madre condescendiente con zapatilla en mano que le caracteriza.
Pero bueno, eso ya es mucho más de lo que Cayetano y Fran Rivera poseen de su padre. De hecho, en la intimidad, los hermanos, por parte de padre, de Kiko Rivera le han reclamado parte de estos recuerdos de Paquirri, sin embargo, Isabel ha demostrado ser de esas que consejos vende, pero para ella no tiene. Mucho que dice a la peña, en su canción, "no te aferres", pero bien que ella se aferra a los capotes grana y oro (y todo lo que perteneció al matador más grande de la historia).
Según los libros de historia que nos tenemos que empollar todo buen periodista en la universidad (es broma, eh), la legendaria herencia en fincas del torero con más pelo en pecho (quizás por eso no tiene en ni uno en la cabeza su hijo) se distribuyó de la siguiente forma: para Isabel Pantoja 'Cantora', por cantaora; para los Rivera Ordóñez (los hijos de Carmina) 'Los Rosales', pero no por Irene; y la finca 'El Robledo' para su familia (hermanos y su padre).
No obstante, unos oscuros papeles (más claritos que los de Panamá) sacaron a la luz un supuesto patrimonio secreto del torero en Medina Sidonia, no muy lejos de Cantora. Unas fincas que no fueron repartidas, pero que una de ella albergaba mucho capital potencial porque los terrenos eran urbanizables. El otro no, a no ser que se hiciera una construcción con Legos.
Ver todos los comentarios en https://www.poprosa.com
VER 0 Comentario