Vete sacando los champús y los tintes, que voy para allá con mi Rossi, guaperas.
Pues sí señores, sí, hay días que te levantas sin mucho que hacer, le pegas un telefonazo a Brad Pitt y le dices que vaya desalojando la mansión de Malibú que te vas a pegar un capricho con tu señora esposa Portia de Rossi... Así es Ellen DeGeneres. Para todo lo demás... ¡El resto de vidas mortales!
Os voy a decir, antes de nada, que a mi me venía fatal comprarle la casa a Brad antes de que lo hiciera Ellen... No por el sitio, que bueno, no está mal del todo tener una playa privada y unas maravillosas vistas al Pacífico, ni por los cuatro mil metros cuadrados que tiene, que la verdad, para poner un par de sofás de Ikea y unas lámparas de suelo quizás sea un poco excesivo... Tampoco es que los nueve millones de euros por los que se vendía la casa fuera algo excesivísimo, no... Me venía mal porque esa es la casa en la que se refugió Mr. Pitt tras separarse de Jennifer Aniston. Y que queréis que os diga, eso me daba muy malas vibraciones... Llamadme rarito.
Bromas y pretensiones de un wannabe más a parte, más vale que esas malas vibraciones no afecten a la preciosa parejita DeGeneres-Rossi, porque me da un patatús. Demasiadas han sido las separaciones de este año y no queremos ni una más, ¿verdad? ¡Nos vemos en Malibú, poproseros!
Vía | Revista Cuore Foto | Facebook de Ellen DeGeneres Show