¡Olé, olé! A eso es a lo que yo llamo volver por la puerta grande, qué mejor momento para que medio mundo se haga eco de la noticia. Sí, Amy Winehouse ha vuelto a casa después de sus interminables vacaciones en el Caribe, pero como no podía ser menos, ya la lió en el avión.
Al parecer Amy discutió con uno de los pasajeros del vuelo a Londres e, incluso, le quiso pegar (algo muy propio de ella como bien es sabido) porque no le gustaba la pinta que llevaba… pero criatura, ¿tú te has mirado bien? Habló de puta la polvillos. Muy fuerte, al señor casi le pone un ojo morado porque su apariencia no le gustaba a la cantante, tuvo que alucinar todo el vuelo. Nena, si lo de la música lo dejas, siempre podrás ser segurata, fijo que ahí tienes futuro. Vamos, que no me extraña que al llegar al aeropuerto tuviese tan mala cara, ocho horas de viaje, jetlag y un cristo en pleno vuelo no le dejan muy buen cuerpo a nadie, aunque por lo que veo al menos ha recuperado su característico moño postizo, para eso sí hubo ganas.
Y es que Wino está muy nerviosa, no sólo por abandonar el paraíso, sino porque su todavía marido Blake Fielder-Civil ha sido puesto en libertad tras cumplir, por fin, su condena. Así que ahora se plantea la disyuntiva de bien proceder al divorcio que muchos ya dan por hecho, o intentar reconciliarse, cosa que la suegra pondrá muy difícil e intentara evitar con uñas y dientes. Sinceramente visto lo visto, lo mejor que hace esa mujer.
Ahora veremos a ver en qué acaba todo esto. Decir que en el momento que Amy Winehouse pisó suelo inglés declaró lo mucho que ama Londres y que es la mejor ciudad del mundo… quién lo diría con semejante abandono, aunque seguroq ue más de uno ha vivido de lo más tranquilo y sosegado durante estos tres meses de ausencia. Vuelve el terremoto.
Vía | The Sun