A sus 71 años, el que probablemente haya sido uno de los diseñadores de moda más importantes del siglo pasado, y el fundador de la marca de ropa de alta costura Yves Saint Laurent, ha fallecido ayer en la capital francesa.
No vamos a recordar detalles de su biografía, casi todos rodeados de un éxito incuestionable y digno merecedor de varios Records Guinness por sus hazañas sociales.
Quizás merezca la pena recordarlo como uno de los artífices de devolver un cierto poder a las mujeres al crear para ellas un vestuario contemporáneo, y por democratizar el pret-a-porter con su primera boutique parisina, separándose de las tendencias de moda que oprimían más a la mujer de entonces.
Su musa Catherine Deneuve siempre ha sido el fiel reflejo de la mujer que él veía en sus diseños, en sus desfiles, en sus sueños de elegancia y liberación personal. Aunque no siempre sus precios fuesen del todo asequibles, eso es cierto.
Por todo ello, su legado y sus hitos históricos nos dejarán siempre su recuerdo en nuestra mente, sus diseños en nuestras retinas, y sus obras de arte en los museos de todo el planeta. Que descanse en paz.