Poproseros estoy muy mosca, pero mucho mucho, como sea verdad lo que se dice, se comenta, se rumorea, no sé yo si llegaré a perdonar alguna vez a Natalie Portman. Y es que a mí eso de que se nos haya podido casar sin decir ni esta boca es mía, sin una invitación, una despedida de soltera con diademas multiformas y demás enseres, no me está haciendo ninguna gracia.
El caso es que después de ver a Natalie Portman desfilando en la alfombra roja de los Oscar junto a Benjamin Millepied las alarmas han empezado a sonar como si no hubiese un mañana. Y es que según han apuntado los más observadores, los que van más allá del vestido y del peinado y se fijan hasta en la curvatura de la raya del ojo o si se le había pasado echarse la segunda capa de laca de uñas, han visto que los tortolitos ludieron en sus dedos anillos muy sospechosos. Vamos que aquí huele a boda secreta alejada de los medios, muy como son ellos, discretos y sin parafernalias que valgan.
Pues a falta de confirmación oficial nos seguimos quedando con la duda, aunque me da que la cosa pinta bien en bastos. Eso sí, cari, eso no se hace, que una no se puede enterar de esta forma, que se tiene que hacer a la idea, que me pilláis luego con unos pelos que pa’qué…
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Vía | Just Jared
Foto | Gtres