Os prometo que no soy de las que se ríen con cualquier cosa, que soy bastante seta cuando me lo propongo, pero yo no sé qué me pasa que con todo lo que lleva la marca Ellen DeGeneres me muero de la risa. Da igual que sean las bromas más simples del mundo que me hacen una gracia tremenda, y es que ver caras de susto como la de Megan Fox como que no tiene precio tampoco.
Efectivamente, Ellen DeGeneres lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a poner cardiaco perdido al famoso de turno con uno de sus míticos sustos de esos que te dejan tieso. Esta vez le ha tocado el turno a Megan Fox que mientras relataba en qué consistió su primer trabajo lejos de las cámaras cuando no era más que una chica con sueños, la cual los viernes se tenía que enfundar un disfraz de plátano gigante de promoción del local en el que trabajaba. Pues qué mejor excusa para la presentadora que hacer que uno de sus colaboradores se enfundase ese mismo disfraz y mientras la chica contaba su historia, se acerca por detrás y susto que te crió y un corazón de Megan pegado a uno de los focos del techo.
Ellen, te voy a decir una cosa, espero que no se te ocurra hacer este tipo de cosas con alguien que tenga unos años porque igual se te queda seco en el plató. Aún así me parto con la cara que se le queda a la actriz, pobre, qué pedazo de susto, aunque como el que pegó a Taylor Swift ninguno.
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