Un martes más poproseros nos adentramos en ese fascinante mundo-fashion que nos es en cierto modo ajeno, pero como tenemos muy mala leche buenas intenciones, pues nos atrevemos con todo. Esta semana, en lugar de hacer un repaso de divinas y horteras vamos a darnos un paseo por los modelitos de la chica de moda, porque Jennifer Lawrence está hasta en la sopa, y ya va siendo hora de que le dediquemos un algo. Adelante pues con ese Fashionistas de la semana.
Qué duros son los comienzos sin estilista
Lo sé, esto es empezar con muy mala baba, pero modelo tal no puede quedar impune, más que nada por si a la pobre de Jennifer Lawrence se le ocurre cosa tal como rescatar ese trozo de tela que tomó por un vestido, o volver a no-peinarse así, o lo que es peor… usar esa barra de labios que seguro que tuvo que quitarse con aguarrás porque eso no tiene pinta de salir con una toallita desmaquillante. Sin contar que la pobre estaba algo delgadilla y desmejorada.
Poco a poco fuimos mejorando y aunque no es que sea el vestido más bonito del mundo con ese fruncido raruno en el cuello, digamos que un vestido negro es siempre un vestido negro y mucho la tienes que cagar para ir rematadamente mal, que hay casos, hay casos… a mi mente viene Helena Bonham-Carter de Burton que la suele liar muy mucho. El pelo seguíamos sin dominarlo, y el control de tallas tampoco.
En esta ocasión hizo la de irse de estreno como quien se va a tomar un café un domingo por la tarde con el churri. Quiero suponer que no le dió tiempo a pasar por casa a ponerse algo mejor, o que quería ir sin pasarse y se quedó un pelín cortilla. El despeinado se lleva rica, pero un peine viene bien de vez en cuando.
A veces daba una de cal y otra de arena
Clásico y claro ejemplo de lo que es un vestido lencero, vamos, lencería pura. Si me preguntan digo que de camino al acto en cuestión tuvo un accidente con el vestido y no le quedó más remedio que despelotarse en el coche y aprovechar la monísima enagua que llevaba debajo a ver si colaba como modelo de alta costura. O el diseñador tuvo un flash de noche de bodas o no me lo explico.
Y llegó ese día en que Viola la vió monísima con este vestido fuxia en una alfombra roja, pisando fuerte y perfecta. Que lo mismo podía ser un desastre, pero desde luego tenemos el despuntar perfecto y la ruptura con el pasado de modelos desacertados.
Mucho me esperaba yo de la noche de los Oscars y resultó insulsa. Si hubiera arriesgado un poco seguro que habría triunfado. La elección del color desde luego perfecta, el rojo le sienta genial, pero es que el vestido no decía nada de nada, liso, como un camisón. Tipazo, eso sí, pero vamos, de boda de barrio sin flor en el escote.
‘Los Juegos del Hambre’ trajeron glamour y brillis
Y llegó el día que brilló por encima de todo. Esa primera premiere de ‘Los Juegos del Hambre’ en la que parecía una burbuja de Freixenet© entre lo repetado y lo que relucía. La estrella indiscutible de la alfombra roja, todos los flashes relucían sobre ella. Ahora es cuando voy y me gano enemistades: no me gustaba nada de nada. Un exceso. Y mira que me gustan los brillis.
Pero a partir de ahí no hay vez que no me encante. Menos brillis, o los justos, trajes cortos y mucho más sencillos, ya sea para un estreno o para ir a un programa de televisión de éxito. Sin pasarse, con el maquillaje justo y con vestidos que realmente le favorecen un montón.
Terminamos el destripado repaso a Jennifer Lawrence con el modelito que lució en el estreno en Madrid. Vuelta a lo sencillo, como una chica jovencita que es, vestidito corto con tablitas abajo que le sentaba de maravilla. Chica, debo decir que has terminado por encantarme.
Pues esto ha sido todo por esta semana. El próximo martes más, y seguro que mejor, o peor, que lo mismo se nos da por sacar a relucir sólo horteras de bolera huyendo de las ideales. A ver qué se nos ocurre.
Fotos | GTres
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