Britney Spears es una loba dolorida (no me saquéis de contexto la palabra loba, que es una frase hecha y hay mucho salido por estas páginas). Más que dolorida, lo que está es un poco pelusona, porque se ha enterado que la novia de su ex-esposo Kevin Federline pasó todo el fin de semana con sus hijitos Sean Preston y Jayden James y salieron a pasear, les compró regalos, helados…y claro, los hijos de una son los hijos de una, y Britney no quiere que otra rubia del tres al cuarto la suplante como madre. Es lógico.
En las fotos que salieron la semana pasada, mostraban a Victoria Prince, que así se llama la nueva novia, llevando a Jayden en brazos después de cenar con Kevin y su familia. Por si fuera poco, Kevin y Victoria llevaron a Sean y Jayden en el coche de Kevin, junto a sus otros niños (frutos de su relación con Shar Jackson) Kori y Kaleb, de visita a casa de sus abuelos y después se fueron a jugar con la nieve, momento que el padre inmortalizó en un vídeo pues los pequeños no habían visto la nieve en su vida. Fue este específico momento el que hirió a Britney: el hecho de estar lejos de ellos y perderse este tipo de vivencias. Y para hacer las cosas mas difíciles, con otra mujer incluida que no es ella, haciendo el papel de madre.
Pero recordemos que Britney no tiene la custodia de sus niños, así que solo la queda acatar y callar y aunque le duele (porque le tiene que doler, yo lo comprendo) es lo que hay, lentejas: o las tomas, o las dejas.
Vía | Terra