Risto Mejide y su última boquita de piñón

Si hay un personaje televisivo capaz de sublevar a la audiencia de un concurso ese es, sin duda, Risto Mejide. Artífice de una nueva etapa en el decadente 'talent-show' que se ha convertido Operación Triunfo, cumple a la perfección su papel de malo malísimo, de odiado, de centro de las iras y centro de la polémica. Aunque también hay que calificarle como brutalmente sincero y franco, a pesar de que su actitud y sus palabras no son las más acertadas. Vomita insultos, faltas de respeto y denigra a los concursantes, todo justificado por esa supuesta finalidad de encontrar verdaderos talentos y dejar atrás los que no valen de verdad.

No quiero con esto cargar las tintas contra Mejide, porque en el fondo me parece que, esa desagradecida postura, es necesaria contra la hipocresía y falsedad televisiva de este tipo de concursos. Pero una cosa es poner los puntos sobre las ies y otra, bien distinta, es denigrar y pisotear a las personas que hay detrás de los concursantes. Estoy seguro de que cumple un papel y que con él, Telecinco logra necesaria audiencia, pero hay que tener unos límites. Se gusta en su regocijante postura elevada, y eso le lleva a sobrepasarse en exceso.

Ante la retirada del concurso de una de las concursantes, provocada por la muerte de un familiar cercano, Risto soltó:

"Me preguntaba si alguien más quiere abandonar la academia, si alguien tiene que hacer una gestión, ha dejado mal aparcado el coche, se le ha muerto el canario, un perro, el abuelo o lo que sea. Lo digo porque ahí fuera hay mucha gente currante cada día a los que se les mueren seres queridos y no abandonan su trabajo, no abandonan su sueño y no abandonan lo que quieren hacer en la vida".

Impropio de un personaje inteligente que demuestra su valía en otros medios (como en su blog, uno de los más activos estos días) y que se disfraza de lobo sin alma cuando pisa el plató de Telecinco.

Vía | El País y ristomejide.com

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