Tú, que vives en un piso de cuarenta metros cuadrados, sin balcón, oliendo todas las mañanas el potaje que cocina tu vecina de arriba y que se te cuela por la ventana. Tú probablemente no puedas imaginarte el lujo de vivir en una urbanización como es La Finca, a las afueras de Madrid, por la que han pasado Cristiano Ronaldo, Iker Casillas, Cristina Pedroche o Alejandro Sanz.
Pero no venimos a ponerte los dientes largos. Venimos a sacar la lupa para conocer qué es lo que se esconde detrás de todo esto, que no es poco. Porque aquí hay más tramas que en 'El Secreto de Puente Viejo'. Y todas ellas apuntan hacia una misma mujer: Susana García-Cereceda, actual propietaria de la urbanización.
Del ultramarinos al máximo lujo
Toda buena historia, como no, hay que comenzarla por el principio. Y el principio de esta está en el padre de Susana, Luis García-Cereceda. Un hombre de ascendencia humilde que regentaba una tienda de ultramarinos. Y mira, pasó de vender gambas congeladas a comerse las cigalas de cinco en cinco.
Pero, ¿cómo consiguió dar tal salto mortal con tirabuzón y caer con más estilo que Nadia Comăneci? Pues cosas que pasan en la vida: durante una reforma que hicieron unos albañiles en su tienda, se puso a pensar. Y tanto pensó que acabó montando una empresa de reformas. La cosa podría haber quedado ahí, pero la ambición siempre puede, y luego se pasó a la construcción. Pero todavía quedaba un escalón que le acabaría cambiando los colchones Lomonaco por unos hechos de billetes: la promoción inmobiliaria.
Fue en el año 2000 cuando consigue su mastodonte: unos terrenos en Pozuelo (Madrid) de una extensión de unos 400 campos de fútbol. Ahí nació La Finca.
Unas herencias que acaban en juicio
Ay... Cuánto daño han hecho las herencias en este país. Y si lo que tienes que repartir entre tus hijos son dos chaquetas, unas cuantas estampitas de la Virgen del Carmen y una camiseta que pone 'I love Benidorm', pues bueno. Pero cuando hablamos de millones de euros y de acciones en importantes empresas, la cosa ya cambia.
El verdadero problema comenzó en el año 2010, cuando Luis muere después de 10 años de lucha contra un tumor cerebral. La herencia ahora debía repartirse entre sus dos hijas, Yolanda y Susana García-Cereceda.
Susana, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid por aquel entonces, fue nombrada por su padre antes de morir como primera ejecutiva de la empresa.
La muerte de Luis da el pistoletazo de salida a la disputa. Susana se hace con el control de la empresa, Grupo Procisa, después de pedir a un juez la invalidez de su hermana, Yolanda. Dicha invalidez fue aceptada por tener "problemas psicológicos", además de "ideas delirantes e inmadurez". Según el testamento, la herencia del padre debía ser repartida a mitad y mitad, añadiendo que las acciones de la empresa corresponderían en un 51% a Susana y un 49% a Yolanda.
Joaquín Torres, el arquitecto de las estrellas y que trabajó durante años codo con codo con la familia y diseñó una gran cantidad de casas de La Finca, explicó para 'Vanity Fair': "Tenían una mala relación. Susana era fría y racional, mientras que Yolanda era temperamental e insegura. El padre las quería a las dos por igual, pero la mayor era su favorita. Ahí está el origen del drama entre ellas".
Espionaje y Villarejo
Ahora la cosa sí que se pone interesante. Porque para conseguir un poco de ventaja respecto a la herencia, Susana recurrió al ex-comisario José Manuel Villarejo para que investigara en profundidad a Joaquín Torres, Silvia Gómez-Cuétara (ex-madrastra de Susana, viuda de Luis y, sí, nieta de los de las galletas), a su hermana y a su ex-cuñado, Jaime Ostos Jr.
Susana fue detenida en 2018 por revelación de secretos, falsedad documental y cohecho. Fue condenada a dieciséis años y medio de prisión, pero este verano, tras reconocer que sí, que ella había contratado a Villarejo, la pena se rebajó a menos de dos años. Por tanto, la única prisión que Susana va a ver es la de 'Vis a Vis'.
El cierre del Zalacaín
Nosotros que somos tan del menú ahorro del McDonald's, a veces se nos olvida de que hay mundo culinario más allá. Como el Zalacaín, el primer restaurante de España en conseguir tres Estrellas Michelín y que pertenecía al grupo que lidera Susana García-Cereceda.
El restaurante, fundado en los años setenta en Madrid por Jesús María Oyarbide, fue comprado por Luis García-Cereceda cuando su creador decidió retirarse.
Pero, fíjate cómo son las cosas, ahora ha colgado su cartel de cerrado. Mira si esta señora ha podido resistir a cosas, pero no a la crisis del Covid. Aunque nosotros nos quedamos aquí, pensando si lo de llevar el "Caín" en el nombre del restaurante era algo premonitorio...
Fotos | gtres
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