Hay que decir que los Oscar hoy son los grandes protagonistas de las revistas y las noticias del corazón pero no son las únicas, aunque, para el caso de Enrique Iglesias, ya podía ser así, porque hoy no ha sido un día de suerte para él. No sé si alguno de vosotros ha estado alguna vez en algún concierto de Enrique, pero tiene la costumbre (que a mí no me parece tan mala) de subir a alguna de sus fervientes admiradoras, esas que bocean en primera fila como si la vida les fuera en ello, al escenario, para darle su momento de glamour.
Pues bien, hasta ahora no había habido ningún problema con esta costumbre pero, al parecer, unos enojados padres quieren demandar a Enrique por, literalmente, haber modificado drásticamente la vida de su hija. Así, como lo oís.
Al parecer, Enrique Iglesias estaba dando un concierto en Dublín y subió a Jamie Lee Quinn, una fan de veintitantos años al escenario. La abrazó, la besó y la toqueteó un poquito para suerte de la muchacha, hasta que finalmente la joven debió bajarse de allí.
Desde aquel momento, según sus padres, la joven no ha logrado conciliar el sueño ni ha podido volver a su vida normal:
“No ha dormido desde diciembre. No va a la escuela y sus conversaciones sólo giran en torno a Enrique Iglesias."
Suena a risa, la verdad. No sé si los padres, o son muy tontos y la hija ya mejor no mencionar lo que opino de su actitud, o por el contrario, son bastante avispados y han visto en todo esto, una fuente de ingresos extra con los que llevarse buena tajada de un tema que, la verdad, parece bastante explotable en algún plató de televisión. Al final va a ser cierto eso de que en época de crisis se nos agudiza el ingenio...
Vía | Prensa Corazón