Poproseros del mundo, hoy quiero confesar que soy adicta a ‘Phineas y Ferb’. Sí, una ya peina alguna cana pero adora a estos dos chicos tan listos que aprovechan al máximo sus cien días de vacaciones, antes de las clases de nuevo y planean cosas para pasarlo de miedo. Yo siempre soñé con escalar la Torre Eiffel… bueno y jugar al fútbol con David Beckham (entre otras cosas).
Si es que son guays, no me digáis, que lo mismo bañan a un mono con gel que tienen su propio programa de entrevistas y llevan al más encantador, nuestro David claro, que nos enseña alguna cosa más de las que hace, que sí, sigue sorprendiéndonos y además por diez dólares se come lo que sea. Diez dólares y se come un bicho asqueroso todo contento. Yo voy buscando cambio, no vaya a ser que el precio ese también valga para más cosas y me coja con billetes grandes.
Pues nada, visto que yo no tengo esa capacidad fabricar inventos útiles o una máquina de traer el verano, que es lo que hace falta en mi ciudad, me voy a ver un ratito de ‘Phineas y Ferb’, que por lo menos me echo unas risas entre la lluvia. Aunque pensándolo bien, voy a añadir a la idea de crear la religión davidbeckhaniana la de montar un programa de TV y empezar a traer a todos los macizos encantadores. Lo mismo cuela también.
Vía | Disney Channel