Sin duda alguna ha sido una de las relación del mundial: Sara Carbonero e Iker Casillas han dado la nota rosa, el toque de amor a un mundial que ha estado más que reñido pero que al final ha caído en nuestras manos (y la prueba final de todo ello fue el pedazo beso que le plantó en la entrevista y que todos pudimos ver). Su relación ha conmovido a todo el país, que vive pendiente de sus besos y carantoñas. Y por supuesto los periodistas querían dar cuenta de todo ello y conocer hasta el último detalle de como han vivido esa relación en Sudáfrica.
Jorge Javier Vázquez ha sido el afortunado que escuchó las primeras declaraciones de Sara nada más llegar a España. Todos tenían ganas de saber por su propia boca como vivió ese beso, que le parecieron las declaraciones que la prensa hizo sobre la pareja y la supuesta influencia de Sara sobre el juego de Iker Casillas y que al final, obviamente, resultó totalmente inútil. Es más, Miriam González, la esposa española del viceprimer ministro británico Nick Clegg, ha escrito una carta al diario ‘The Times’ en la que le invita a excusarse por haber acusado a Sara Carbonero de distraer a su novio.
“No me he revelado contra nada, las cosas que no hay que darles importancia (...) Si hubiera sido algo medio coherente me preocuparía, pero no he hecho ni caso, he estado concentrada en el trabajo”.
Pero obviamente no hace falta que lo demostremos. Casillas quiere a Sara y ha sabido dejar el pabellón bien alto y hacer su juego sin importarle lo que el resto opinaba. Dice que se sentía feliz de haber vivido el Mundial de Fútbol y que lo suyo había sido llegar y besar el santo, ya que era su primer mundial en compañía de su novio y encima ve ganar a la selección española. Sin duda todo un lujo que no olvidará nunca.
Pero sobre todo nos ha quedado bien grabado que Iker Casillas prometió que si ganaban el mundial o se casaba, o se rapaba. Y por supuesto era la pregunta obligada a Sara, que cual de las dos cosas prefería ella:
“Prefiero que Iker se rape, que le quedará bien”.
Esperemos que solo sean protocolos formales de periodistas porque después de lo que hemos vivido entre ellos dos todos los españoles en el Mundial, que sonasen campanas de boda no sería nada extraño. Una declaración de matrimonio delante de las cámaras igual hubiese sido demasiado pedir…
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