Cristiano Ronaldo, a sus 37 tacos, ya piensa en cómo será su jubilación. Y lejos de organizar una escapada a Peñíscola o disfrutar de una semanita en un "todo incluido" de Benidorm, se ha comprado una mansión de 32 millones de lereles ubicada en una lujosa zona de Quinta da Marinha donde pasará sus pre-años dorados en compañía de Georgina Rodríguez y sus churumbeles.
Y es que la humilde morada del portugués está repletita de comodidades. Un kilométrico jardín para campar a sus anchas, una piscina interior y otra exterior (porque, ¿para qué elegir?), un gimnasio donde poner a tono sus turgentes bíceps, una sala de masajes para desestresarse de no hacer ni el huevo y un garaje con una capacidad para albergar 20 coches. Casi ná.
Sin embargo, la jugada le ha salido rana al futbolista del 'Al Nassr FC', puesto que como cotillean desde el 'Daily Mail', está derramando lágrimas, sudor y kilos de gomina a la hora de contratar un chef interno para su casoplón del jubileo. ¿El motivo? Las altas exigencias que busca en estos profesionales.
Todos sabemos que la guapérrima Georgina es feliz con un bocata de lomo, pero Cristiano necesita a una persona que tenga conocimientos para cocinar platos tradicionales portugueses y otros platos internacionales como el sushi. Según el medio citado, el cocinillas obtendrá un sueldo que ronda los 5.200 euros al mes, cerca de los 62.000 al año. Calderilla para la cartera 'Gucci' de Cris.
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