Pero qué majo es Carlos Moyá, poproseros, que mirad que me puede caer bien, por su sencillez, su simpatía y por esa gracia que tiene. Eso sí, hoy, precisamente hoy, como que me han entrado más ganas de darle un abrazo que otra cosa al oírle decir las palabras más temidas de un deportista de élite.
Y es que resulta que Carlos Moyá se retira del mundo del tenis. Como él mismo dice, era un secreto a voces, como que ya visto lo visto no le ha quedado más remedio, tras las lesiones, que los años no pasan en balde y que uno ya como que no tiene las mismas preferencias, el chico ha decidido colgar la raqueta. Qué decir tiene que hasta yo me he emocionado oyendo sus palabras y sollozos al relatar toda esta historia. Que el chaval es un trocico de pan.
Lo que está claro es que ahora se podrá dedicar en cuerpo y alma, a tiempo completo a su nena Carla y a su Carolina Cerezuela. Eso sí, que conste que tendrá homenaje de despedida como manda la tradición y esperemos ver a muchas figuras de nuestro tenis dando pelotazos en la cancha y luciendo cuerpos serranos.