Anabel Alonso se ha sentado por primera vez a charlar con Jorge Javier Vázquez en esta semana histórica de doblete 'Deluxe': sábado y domingo, dos tazas de cancaneo fino. La actriz ha repasado su trayectoria televisiva y actoral con los colaboradores, pero también se ha mojado sobre sus polémicas peleas twitteras, ha hablado de su reciente maternidad, ha compartido detalles inéditos de su relación de ocho años con la que ahora es su esposa, Heidi Steinhardt... Aunque sin duda alguna, con lo que más ha sorprendido la exconcursante de 'MasterChef Celebrity' ha sido con sus reveladoras confesiones familiares.
Anabel (la sobrina de la Pantoja no, la cómica voz de Dory de 'Buscando a Nemo') ha reconocido ser un poco mentirosilla siempre que se define como 'hija única' tal y como le ha hecho reflexionar su pareja, que le ha convencido para dejar de usar eufemismos: "realmente soy la hermana que queda, porque un año antes de nacer yo se murió mi hermano a los 9 años de un linfoma y, cuando yo tenía dos años, o sea, en un espacio de tiempo de tres años, se murió mi hermana con 10 años de leucemia", ha sorprendido confesando su drama familiar por la misma causa, dos cánceres.
"Lo que siempre he pensado, y por eso admiro tanto a mis padres, más a mi madre porque todavía está viva, es el cómo pudieron seguir adelante, cómo pudieron criarme a mí y mantener la ilusión sin tirar la toalla, y sobre todo esos años en los que tuvieron que superar estas tragedias sin ayuda de nadie, no tenían ayuda piscológica ni medicamentos", ha añadido Anabel Alonso ensalzando la figura de su madre, esa que siente que el covid se está llevando poco a poco, tal y como confesó en una entrevista de la Cadena SER.
Para Alonso, su hogar nunca fue un lugar en luto permanente ni sus padres la privaron nunca de ninguna actividad propia de una niña pequeña, de hecho, la polifacética actriz siempre ha sentido que antepusieron su felicidad a todo lo demás: "No tengo el recuerdo de un lugar lúgubre y triste, tampoco era un jolgorio. Nunca faltó ni el Belén ni los Reyes aun teniendo todo muy reciente. Imagínate su dolor llevándome a la cabalgata con cuatro años", decía en la entrevista.
No obstante, sus padres vivían con el temor de que le ocurriera a ella lo mismo que a sus dos hermanos, por eso Anabel pasaba, con mucha naturalidad, revisiones médicas periódicamente: "En esa época decían que era casualidad, pero debe haber un componente genético, por eso estuve haciéndome análisis de sangre cada tres meses hasta los 17 años", ha recordado.
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