Participar en 'Masterchef Celebrity 2021' debe ser duro. Muy duro. Y no precisamente por tener a Verónica Forqué siempre al lado y no saber nunca qué va a pasar, que esta señora se levanta cada mañana con un pie distinto. Decimos que debe ser duro por lo que supone estar en las cocinas con tantos vapores y con tanto corte. Que nosotros no hay día que no pelemos una patata y acabemos con la encimera más encharcada en sangre que la pista de juegos de 'El juego del calamar'.
Así que nuestra Terelu Campos, una de las cocineras estrella de esta edición, ha decidido irse corriendo a darse un retoquito. ¿Que si es una publicidad en la que, además de regalarle el tratamiento, le han pagado? Pues no tenemos ninguna duda. Pero chica, qué le hacemos.
El caso es que la Campos se ha dado un repasito a una parte del cuerpo de la que casi siempre nos olvidamos que existe. ¿El cuello? ¿Las orejas? ¿El dedo meñique del pie? ¡No, las manos! Que mucho usarlas, mucho usarlas —algunos más que otros—, pero poco cuidarlas. Y luego alguien te pide que le des un masajito y tú vas y le dejas la espalda en carne viva, que en vez de manos parece que tienes dos piedras pómez.
Lo que se ha hecho nuestra Terelu es, ni más ni menos, que un rejuvenecimiento express con ácido hialurónico. No sé tú, pero nosotros vemos las imágenes con los pinchazos en toda la mano y nos da un poco el mareo... Aunque la propia Terelu asegura que "no te enteras de nada". Clávate esa aguja en el ojo, amiga, a ver si te enteras...
"No sirve de nada tener un look despampanante si al hacer este gesto", explica la Campos mientras apoya sus manos en la barbilla, como una estrella, "las manos no acompañan". Una frase de venta tan natural como la pose. Vamos, que parece que Kiko Hernández se ha ido de la teletienda y le ha dejado el legado a 'Mejor llama a Terelu'.
Pero a nosotros nos encanta un anuncio mamarracho, claro que sí. Y por si te quieres enterar un poquito más del proceso estético, ya por curiosidad, te diremos que se hace un único punto de infiltración en cada mano, para que no acabes con más agujeros que un colador. Después te ponen un poco de anestesia local —para que digan que es algo sencillito, ¡já!— y a partir de ahí ya te empiezan a ir metiendo el ácido hialurónico. Vamos, una cosa loca.
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