En esta segunda tanda de capítulos de la docuserie 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' he estado a punto de perder los metacarpos intentado anotar todos y cada uno de los pedazos de bombazos que ha soltado Rociíto por esa boquita. ¡Ni que llevara callada 25 años! Ah, bueno sí, que sí que lo ha estado.
En el capítulo 'Se nos rompió el amor', Rocío Carrasco ha recordado el día de su boda como una medida desesperada a una situación desesperada: el embarazo no buscado de su hija Rocío en el año 1997.
Rocío Carrasco se casó con Antonio David Flores con tan solo 18 años, luciendo peinado de personaje de Los Simpson y un vestido que valdría para disfrazarse en Halloween de la muñeca de Cantora que Omar Montes regaló a Broncano.
La que hoy ha mutado a Jessica Rabbit de traje de pantalón ha asegurado que su presencia en la organización de la boda fue nula, que fue cosa de su tía Gloria, de su madre Rocío Jurado y de Amador Mohedano. "No tengo fotos ni alianza porque la tiré por el váter, no quiero tener nada que ver con este ser", ha sentenciado sin ningún resquicio de remordimiento ni nostalgia.
Según ella, tito Amador tenía cierta obsesión con convertirse en su representante y, aunque le consiguió una jugosa exclusiva en la revista del saludo para pagar los gastos del convite, este se agenció gran parte de lo acordado (treinta millones de pesetas) por ser el "intermediario" y para gastárselo en puros havaneros y sombreros de viejales cortijero.
Sin embargo, Rocío Carrasco nunca se fio del hermano de su madre, y mucho menos para llevarle el complicado negocio de 'vivir del cuento' del que vivían tanto ella como su marido, por lo que no llegó a establecer una relación profesional con él después de la boda. Una pena, con el buen bolo que le hubiera salido disfrazada de Madonna en el Carnaval de Tenerife...
La mayor traición que su tío Amador cometió contra Rociíto no fue la de la boda, sino que fue, según la Carrasco, el chivatazo que dio a la prensa cuando se encontraba de luna de miel con Antonio David Flores en las Islas Mauricio, un destino que sólo conocían ellos, el círculo más cercano y el fotógrafo al que concedieron la exclusiva:
“De repente suena el teléfono de la habitación y era una persona que me habla en inglés, no entendía lo que me estaba diciendo. Pero yo sé quién es, un fotógrafo viejo conocido de la familia. En ese momento me doy cuenta de que está ahí", ha comenzado relatando el que fue el punto de inflexión durante sus vacaciones para pasar a tener el culillo más apretado (por la tensión) que cuando dejas el coche en doble fila.
Una faena para la pareja ya que se les fastidió la exclusiva de la luna de miel. “No te puedo contar esto sin decirte que la única persona que lo sabía era Amador y el director de la revista. Por descarte…”, ha garantizado la Carrasco apuntando con el dedito inquisidor a su tío como el chivato que les hizo perder una buena suma de dinero para, según ella, embolsárselo él.
“Con él tengo una conversación y lo corroboro con una persona responsable de la publicación. No termina muy bien la conversación. Él quería ser mi representante pero llego a la conclusión de que eso no lo quiero y que como no lo quiero sigue siendo la persona que es, que es mi tío, pero que yo no voy a trabajar con él", ha dicho concluyendo con un ejemplo más por el que, niños, nunca mezcléis familia con trabajo... Bueno, nunca mezcléis en general, y menos si es de garrafón...
Si no me creéis, decidles a vuestros padres que os pongan las imágenes de Massiel y Ortega Cano en la boda de Rociíto...
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