Ha llovido lo suyo desde que Natalia Sánchez llegó a nuestras vidas como una teenager repelente en la icónica serie telecinquera, 'Los Serrano'. La joven dio vida a la pizpireta Teté Capdevila desde que tenía 12 años hasta que cumplió la mayoría de edad y esto dio lugar a que la intérprete se convirtiera en uno de los rostros más populares del panorama nacional.
Tanta fama tiene sus consecuencias y es que Nat acabó hasta la peineta de no poder ni respirar cuando salía por la puerta de su casa. Ha sido en una entrevista para 'El Faro' de Cadena Ser donde la artista ha destapado el dark side (el lado oscuro, para los que anden escasitos en idiomas) de chupar tanta cámara desde bien temprano.
"A mí me dolía mucho, sobre todo por mis amigas. Yo tenía por una parte el sufrimiento de la fama, pero por otra parte la alegría de que te conocieran", ha desvelado la actriz, sintiéndose la Marta Riesco (celebridad del momento) de su panda de anónimas coleguis.
"Me sabía mal por ellas porque si íbamos a una discoteca, tenía la parte buena de que a lo mejor nos ponían en un reservado, pero me pasaba todo el rato firmando y haciéndome fotos, dando besos a la gente y ellas tampoco disfrutaban", ha confesado la churri de Marc Clotet.
Eso sí, mucha queja pero ninguna hizo el amago de sustituir las noches de desenfreno por tardes de té con pastas: "Era parte de mi trabajo entonces no me molestaba tanto. Ellas sí es verdad que decían a veces: 'Jo, Nata, es que esto es un poco insoportable'", ha zanjado la madrileña. En definitiva, las penas en un reservado VIP con botella gratis por el morro, son menos penas.
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