Si de algo se habló ayer, fue del empujoncito (o sopapo) que la actriz Najwa Nimri le dio a un cámara. En la puerta de la estación de Atocha, varios medios la esperaban a su llegada de Málaga para hacerle algunas pregunticas sobre su experiencia en los Premios Goya.
¿Su reacción? Quedarse callada, hacer un amago de patada a los reporteros (a lo Jackie Chan) y el mencionado empujón al cámara.
Cuando ya estábamos a punto de llamar al Vaticano para que alguien viniera a hacerle un exorcismo y sacarle al espíritu de Zulema del cuerpo, ella misma ha pedido perdón a través de Twitter.
Así de concisa y clara ha sido, catalogando su acto como "lamentable", y asumiendo que "no tengo excusas" para haber reaccionado de esa forma con la prensa.
Durante el día de ayer, cuando la bomba explotó y mientras se hablaba de ello en todos los medios de comunicación y redes sociales, Najwa se mantuvo en silencio. No hizo ningún comentario al respecto en ninguna de sus cuentas.
Simplemente se limitó a retwittear tres publicaciones que algunos fans habían compartido para defenderla (o, al menos, intentar comprenderla). Uno de ellos, un vídeo en el que Najwa, muy amable, firmaba a una fan que se le acerca. Todo esto poco antes de que las cámaras la recibieran...
¿Qué aprendemos con esto, niños? Lo primero: que a la hora de pedir perdón, más vale tarde que nunca. Lo segundo: que si eres periodista y quieres entrevistar a Najwa, además de la cámara y el micrófono, llévate también la armadura. Por si las moscas.
Imagen de cabecera | GTRES
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