Que levante la mano aquel o aquella a quien en algún momento de su vida se le haya ido el dedo y le haya dado a publicar a algún comentario que hubiese estado mejor bien guardadito. Nosotros entonamos el mea culpa, que en algunos momentos también se nos puede ir (y se nos ha ido, lo confirmamos).
Pero, ¿somos conscientes del daño que pueden causar estos mensajitos? Ayer Lola, en la prueba de 'El puente de las emociones' de 'Supervivientes', quiso contarnos que sí, que el daño puede ser enorme. Porque estos mensajes pueden convertirse en flechas que atraviesan hasta lo más profundo.
La muchacha se abrió en canal para echar un vistazo a meses atrás y a su paso por 'La isla de las tentaciones'. Y cómo, después de pasar por el concurso, "no me he sentido orgullosa nunca de lo que hice".
"Fue una etapa en la que yo necesitaba sentirme mujer, tenía la autoestima por los suelos; no me veía guapa, no me veía sexy... No sentía que pudiera hacer nada sin la valoración o el reconocimiento de alguien", explica. Y todo esto, según cuenta, acabó haciendo que su "moralidad" la tirara "por los suelos".
"Todo esto derivó a un odio que sentí hacia mí por las redes sociales. Se me machacó muchísimo, a la que más. Caí en una depresión. Estaba en terapia y mis padres no lo sabían porque no quería preocuparles", desvela. "Me costó mucho salir de ese hoyo", añade, explicando que, en gran parte, salió gracias al apoyo de su actual pareja.
"Me sentí muy mala persona, porque me hicieron creer que era mala persona. Y dormir pensando que eres mala es lo peor", explica. Entonces, ya en el psicólogo, le propusieron tomar ansiolíticos para superar este bache, pero ella se negó porque "quería fortalecer mi mente y no quería que fuera a base de pastillas".
"Recibía mensajes de que me querían pegar palizas, que me querían hacer de todo, que no merecía la pena que siguiera viviendo, que tenía que suicidarme porque era lo peor... Y al final llegó un punto en el que me lo acabé creyendo", confiesa. "Me creía mala persona, y que todo lo que me decían me lo merecía".
"Estaba en mi casa y parecía un alma en pena. No quería comer, no quería levantarme de mi cama...", termina relatando. Pero al final escaló, salió del hoyo y hoy tiene la suficiente fuerza como para contarlo.
Incluso Palito Dominguín, desde el salón de su casa, quiso mandarle todo su apoyo a Lola por Twitter (aunque se quede en algo simbólico, porque a ver de dónde saca Lola un smartphone en Honduras). ¿Y qué lección sacamos de todo esto? Que la próxima vez que vayas a compartir tu opinión... antes te lo piensas dos veces.
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