Jorge Javier le da la espalda a los feos... Y se queda con las perras

Hay que hacer algo urgente con Jorge Javier. El pobre hace mucho que no se da un buen restregón y su pajarito se está poniendo triste de tan poco piar. Ya reconoció que, por no funcionar, no le funcionaba ni el Tinder. Pero JorgeJá, tú no te preocupes, que media España está a dos velas. Tú aprovecha y échale la culpa a la distancia social, como hacemos todos. Y si cuando esto acabe no se soluciona, no te preocupes, que hablamos con Sobera para mandarte a First Dates.

Si te decimos que el blog que tiene en la revista Lecturas es oro puro tampoco descubrimos América. Y encima educativo, no vayas a creerte. Que en uno de sus últimos posts nos cuenta sobre un estudio que leyó y, al parecer, le dejó impactado: "Los feos no saben que lo son y, además, se creen atractivos".

Esto explicaría muchas cosas: "Cuelgas una foto en las redes sociales y los mayores desprecios provienen de gente que son muchísimo más feos que tú. No lo hacen por rabia: lo hacen porque, en realidad, se piensan que están buenos". Vamos, que le gusta menos un pibonéxico que a la Patiño un buen tartazo.

Estamos en contacto con la Universidad de Harvard porque las conclusiones a las que ha llegado Jorgito no deberían desperdiciarse: "Los feos no son solo feos por dentro sino que también lo son, y mucho, por fuera".

Aunque parezca sorprendente, después de quedarse a gusto despachando a los cardos, también tiene palabras bonitas: "los comentarios que te dejan aquellos que son muy atractivos tienen más que ver con tu personalidad o tu trabajo". Lo que también significaría que Jorge Javier tiene mucho tiempo libre este verano como para ir stalkeando uno por uno a cada uno de los perfiles que le comentan en las redes.

En definitiva, Jorge está solo y desolado porque necesita a un buen maromo que le levante el ánimo. Se nos ha vuelto romántico y dice que incluso lleva toda la semana acordándose de un poema de Luis Rosales: "El amor siempre llega cuando tienes una lágrima a punto y no la puedes llorar solos". Bueno, y también se caga un poco en Rosales por engañarle de esa forma. Porque ahí sigue, esperando al amor con las puertas abiertas y los perfiles creados en todas las apps de ligoteo.

Pero Jorge vuelve a casa, se reencuentra con sus perros y "siento que es verdad, que el amor llega en el momento oportuno", dice. Venga, Jorgito, tampoco te nos pongas triste. Si al final la cucharita la haces, aunque sea con tu perra Lima.

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