Fue el pasado fin de semana cuando Iñigo Onieva (y su careto de vivir en una resaca perenne) rompió su silencio y reveló ante la prensa cómo se encontraba tras hacerse pública su infidelidad a Tamara Falcó. El empresario, rodeado de toda su family tras una comilona dominguera, se disculpó públicamente con la que fuera su prometida durante un cuarto de hora y suplicó "respeto hacia mi persona, mi trabajo y mi familia":
"Aprovecho para pedir de nuevo perdón a Tamara, lo haré las veces que haga falta. Es algo que me tiene totalmente destrozado y de lo cual me arrepiento, el haberle hecho daño y haberle fallado", expresó el juerguista arrepentido en su discurso.
El speech de Onieva parece haber relajado el ceño fruncido que presentaba Isabel Presyler desde que saliera a la luz el dramita de su retoña. La socialité acudió ayer lunes 10 de octubre al Teatro Real a la vera de Mario Vargas Llosa, nombrado Madrileño del Año 2022, y espetó su opinión sobre la intervención de su ex yerno del alma.
La queen de los azulejos aseguró que no vio las declaraciones del domingo de Iñigo pero se mostró agradecida y emocionada cual Conchita Velasco de que este le pidiera perdón a la marquesita: "Me parece muy cariñoso por su parte", confesó Isabel ante los micros de 'Europa Press'.
Presyler, que lleva una week encerrada en su casoplón por una gripe, dejó clarinete que Tammy se encuentra "estupendamente" aunque no dijo ni mú con respecto a un acercamiento entre los ex tortolitos: "Lo ha llevado muy bien. Estamos muy tranquilos en casa. Yo, mientras están tranquilos mis hijos, y Tamara está tranquila, yo estoy tranquila (...). Para mí es un alivio que ella esté tan bien", zanjó.
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