Cada vez que alguien mencione el Covid, Jordi Sánchez se mete un chupito de tequila. Porque su recuerdo de él la verdad es que no es muy cariñoso... Porque 'el bichito' en cuestión le llevó a estar durante 24 días seguidos en coma inducido.
Ahora él mismo ha querido explicar su experiencia en Catalunya Radio, con pelos y señales. Así hablaba sobre cómo se contagió: "Nos ponían el palito por la nariz y nos miraban con lupa, pero hay un momento en el que tienes que trabajar sin mascarilla. Cuando te la quitan no sabes si la persona que tienes delante está contagiada o no", aseguraba. Por lo que no solo él acabó contagiado, sino que "cinco o seis personas más también se contagiaron".
Todo comenzó "como una gripe", sin mucha fiebre, "pero no terminaba de encontrarme bien". Fue entonces cuando la cosa, poco a poco, se fue complicando. Hasta que los médicos vieron que la solución era el coma inducido.
24 días —con sus 24 noches— en los que tuvo "sueños horribles". ¿Al que más le dio vueltas? Al sueño de que su hijo había fallecido: "Pensé que mi hijo estaba muerto. Estaba triste y hecho una mierda. Hasta el tercer día no me atreví a preguntar si lo que había soñado era verdad. Luego me dijeron que no y me puse a llorar. Viví en un mundo paralelo durante 24 días", contaba.
El actor llevaba un chute de medicamentos en vena que ni un veinteañero a la salida de Fabrik. "Estaba tan drogado que pensaba que todo aquello era cierto. Las alucinaciones son más fuertes que los sueños, incluso llegué a hacer los papales para enterrar a mi hijo", recuerda.
Pero, menos mal, todo acabó en un final feliz. Y acabaron pasando aquellos 24 días del horror: "Cuando me despertaron no podía ni caminar ni hacer nada, ni siquiera escribir. A los dos días ya escribía y a los cuatro caminaba".
Imagen de cabecera | GTRES
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