No, no es que un mueble de Ikea haya cobrado vida para ir a "divertirse a 'El Hormiguero'". Hovik Keuchkerian es el nombre del actor que da vida a Bogotá en 'La Casa de Papel', esa serie de la que apenas nadie habla y de la que para nada se han hecho spoilers acerca de la nueva temporada, horas después de su estreno en Netflix.
El intérprete de origen libanés, que preferirá que los fans le llamen por la calle 'Bogotá' que por las distintas variables de su nombre (Hobbit, Movick, etc.), ha sorprendido a la audiencia con la profundidad a la que ha llegado su entrevista en un programa en el que la presencia de periodistas es sustituida por la figura de dos hormigas de fieltro.
Antes de protagonizar la serie española más popular internacionalmente (cuánto camino ha hecho a los Erasmus a la hora de ligar con personas del extranjero), Keuchkerian se dedicó al mundo del boxeo, que no hay que confundir con el 'Voxeo' (no creo que los verdes pistachos lleven muy bien que hombres en calzoncillos suden la gota gorda juntos).
Sus problemas con el alcohol
Hovik fue dos veces campeón de España en este deporte. El exboxeador ha confirmado esa leyenda urbana de las estrellitas que dice que cuanto más alta es la subida, más dolorosa es la caída. "En enero del 2005, cuando dejé de pelear, me fui para el otro lado. Dejé de boxear y cuando dejas de perseguir un sueño... Me metí en un bucle", le reconocía el de 'La Casa de Papel' a Pablo Motos con respecto a los vicios como el alcohol, el tabaco o incluso la comida.
Keuchkerian ha confesado que, donde nosotros vemos una botella de alcohol (a excepción del Malibú con piña, eso es cascarilla), él veía una puerta que le llevaba hasta la montaña rusa en la que se convirtió su vida post-boxeo:
"Empiezas a pensar solo en ti, aislarte en tu casa y alejarte de la gente. Trabajar te mete en la rueda a nivel profesional porque tienes que cumplir y cumples, pero no es lo mismo estar en un set de rodaje deseando hacer lo que tienes que hacer que deseando que den las seis de la tarde para llegar a tu casa y abrirte el whisky y acostarte a las once 'mamao'. No tuve problemas con la gente, porque beber solo me flipaba, y me flipa", ha explicado dejando ayiwouki a Pablo Motos, que no sabía que decir.
La persona que arrojó luz a su problema
Evidentemente, el actor estaba reconociendo en directo que su problema con las bebidas de alta graduación sigue latente a día de hoy. Según ha relatado el invitado de 'El Hormiguero', fue su madre quien le hizo abrir los ojos. Esta maravillosa señora lo llevó al ring que tantas alegrías había dado a su hijo para decirle que estaba "gordo, tóxico, feo, que andaba encorvado y que era un trozo de mierda". Eso es amor del bueno y no el de los influencers que planean sus pedidas de matrimonio para que sean preciosas y reciban más likes.
"Cuando tu madre te dice eso pues pasó algo, me revolvió porque dije 'cuando la vieja no esté no quiero que se vaya dejando aquí un trozo de mierda'. He estado mucho tiempo machacándome y castigándome por ser bueno para mí y para la gente que estaba conmigo", ha continuado Hovik Keuchkerian completamente roto, vulnerable y lleno de valentía por contar una historia como la suya en horario de máxima audiencia.
Él mismo, su proyecto más importante
El Pedro Carrasco de Bogotá ha demostrado con su relato que, en estos casos, la prioridad es uno mismo, conseguir que todo vuelva a su cauce para poder disfrutar los proyectos, trabajos y oportunidades que te va dando la vida:
"Mi proyecto era yo, estaba empezando a ir a trabajar porque tenía que ir a trabajar. Esta profesión me ha hecho este regalo y no quiero hacerla por hacerla, quiero hacerla haciéndome preguntas, preparándome mis personajes, quiero salir a morir y a matar... Eso no lo puedo hacer si mi cuerpo, mi mente y mi emoción no está limpia y en estado de pureza", reflexionaba junto al pelirrojo de Requena comparando cómo es trabajar yendo como las Grecas o, simplemente, con un cafelito para afrontar la jornada con fuerza y energía.
Tras que Hovik Keuchkerian compartiera esta historia de superación de la hostia, me imagino a Pablo Motos diciendo por lo bajini a todo el equipo de producción que cancelara todo tipo de experimento científico espectacular dado que nada podría igualar el impacto de este relato.
El 'James Lover' de 'La Casa de Papel' (boxeador y artista) ha añadido que, por muy canutas que las haya pasado, actualmente se encuentra en fase de recuperación total, interna y externa: "Me habré quitado unos 30 kilos. Me he puesto un año, dentro de un año estaré perfectamente y preparado para la guerra", zanjaba provocando la ovación de los presentes en plató.
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