El cómico Ángel Martín ha vuelto a la cadena que fue un día su casa, La Sexta, para relatar el episodio más duro, y desconocido hasta la fecha, de su vida. El que fue presentador de 'Sé lo que hicisteis...' ha visitado el programa 'El Objetivo' de Ana Pastor para presentar su libro 'Por si las voces vuelven', un intercambio de 256 páginas de su faceta cómica por la más humana. En él narra cómo ha sido todo el proceso desde que se reconoció como un adicto hasta que ha logrado estar recuperado: "En aquella etapa, consumí mucha marihuana, éxtasis y alcohol", ha reconocido.
Ahora que vuelve a petarlo con su informativo matinal, que es para mear y no echar gota, Ángel Martín ha visto el momento para compartir su experiencia como exdrogadicto y así poder ayudar al máximo número de personas posibles con este relato que comienza en junio de 2017 cuando es ingresado en el hospital por un brote psicótico que lo tuvo encamado durante 14 días: "Hay un día, que no sabes muy bien cuál es, en el que sucede algo y pierdes el control de absolutamente todo", le contaba a Ana Pastor.
Por si las voces vuelven (No Ficción)
Para Ángel fue muy complicado reconocerse como drogodependiente desde entonces: "No te das cuenta de que era para ti hasta que la puerta de la psiquiatría se cierra y tú ya estás dentro. Yo, en aquel momento, ni siquiera sabía lo que estaba pasando", reconoce como punto de inflexión en su tratamiento a través del cual empezó a verse como "un zombie" que necesitaba salir de esa esclavitud a las sustancias.
"Antes de salir del hospital, tienes la esperanza de que justo antes de pisar la calle vuelva todo, pero, cuando eso no aparece, no es nada guay. Sales tan roto que das por hecho que es el fin. Cuando llegas a tu casa, nada tiene el valor que tenía antes de entrar, nada tiene ningún significado; das por sentado que no vas a recuperarte. Básicamente, sales rendido", ha continuado explicándole a su excompañera de cadena Ana Pastor.
Las represalias en el trabajo
El compañero de mesa de Patricia Conde entró en una espiral de inseguridad que le impidió currar con la misma precisión con la que hacía antes de su ingreso en el hospital. Sus apariciones televisivas se redujeron exponencialmente y se dedicó a escribir: "Es un proceso muy lento, muy cansado, muy largo, lleno de inseguridades. El primer año de esto tuve que irme a casa de un amigo para que me dijera si cada línea que escribía estaba bien", ha confesado durante la presentación de su libro.
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