El jueves pasado, 'Supervivientes' se despidió de la parrilla telecinquera y dejó atrás a una edición repletita de grescas, hambrunas y un sinfín de morenos caribeños que no se aprecian ni en las playas de Benidorm en pleno mes de agosto. El reality de famosetes famélicos llegó a su fin con la victoria de Alejandro Nieto que se agenció de la cartulina XXL valorada en 200.000 pavitos.
Sin duda, la celeb que se llevó todos los flashes de las cámaras que acechaban tras las palmeras cocoteras del formato no fue otra que nuestra queridísima Anabel Pantoja. La sobrinísima no tardó en dejar de lado los pensamientos intrusivos sobre platos de ensaladilla rusa cargadita de mayonesa por su affaire de la jungla Yulen Pereira del que no se despegó hasta que mandaron al esgrimista a tomar viento del show.
Una vez concluyó el programa, la sevillana se dio de hostias con la realidad y no precisamente al hecho de plantarle cara a su ex maridín Omar Sánchez en 'Déjate Querer', que fue precisamente lo que hizo ella en la isla, sino a sufrir en su cuerpazo de Beyoncé ibérica las secuelas que suele dejar el espacio cuando las celebridades regresan a casita.
Y es que a la colaboradora más salá de 'Sálvame' le molesta cualquier ruido que escucha: "Los ruidos me matan (...). Me molesta hasta el aire acondicionado. Estoy pasando unas noches de locos, no duermo nada. Dando vueltas y vueltas… Quiero hasta dormir en el suelo", ha revelado una noctámbula Anabel desde su cuenta de Instagram.
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