La evolución de Diego Matamoros no es casualidad. Aunque siga los pasos de su padre en cuanto a intervenciones quirúrgicas semanales se refiere y continúe hablando a la velocidad de Carmen Lomana, lo cierto es que el hijo de Kiko Killmoors ha experimentado un salto gradual en su personalidad. El televisivo ha abandonado su espacio justo en el centro del foco mediático para conocerse mejor a sí mismo y ha conseguido entender cuál es su papel en el mundo (además de alegrarnos la vista) gracias a la terapia psicológica de la que ha hablado maravillas.
Tras su ácida (hialurónica) relación con la doctora plástica plastilínica Carla Barber, Diego se ha mostrado muy libre-pensador en sus redes sociales. Un gran exponente del existencialismo, no cabe duda (sobre todo porque viéndolo te hace preguntarte si, estando así de resultón, somos de la misma especie). Entre sus últimas tesis instagrameras, el influencer ha expuesto a sus más de 433.000 seguidores lo relevante que ha sido para él acudir a una especialista que le ayudara a gestionar algunos aspectos de su vida.
"Ya os dije hace tiempo que no os mentiría sobre mi vida, mis situaciones cotidianas o mi estado anímico, creo que ocultar la realidad no hace ningún favor a nadie, de hecho mostraros mi día a día en la forma de lo posible hace que podáis conocerme más", comenzaba advirtiendo Matamoros que se venía chapa sentimental.
El heredero del gen "macho ibérico" de Matamoros reconoce que siempre ha sido un hombre bastante reservado que se guardaba todo para él, como si tuviera diógenes emocional. Sin embargo, compartir sus vivencias y tratarlas con una psicóloga le ha ayudado a alcanzar la plenitud que ahora vive: "A día de hoy estoy viviendo un periodo brillante, donde el poder haber hecho un trabajo de introspección profundo me ha hecho verme desde otra perspectiva", ha relatado este jueves en un post de Instagram.
La terapia ha ayudado a Diego a "ver dónde fallaba YO, y hacerme ver que de las cosas negativas SIEMPRE se pueden sacar cosas MUY positivas, estudiar diseño de interiores, el haber sabido 'soltar', el desear el bien a quién ya no es parte de tu día a día, el quererse más y mejor, agradecer cada día todo lo bueno, pero sobre todo poder mostraros algo que ya es fácil para mí"... Vamos, que su psicóloga le ha hecho lo que viene siendo un completo, una colonoscopia emocional de las que calan muy fuertemente.
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