Amanda Seyfried llora la pérdida de sus pechazos: ¡es lo que tiene adelgazar, hermosa!

Ay, poproseros. Estar siempre mona y delgadísima no es ninguna maravilla. Aparte de las privaciones - ni me imagino lo que será estar sin comer chocolate durante años -, tu cuerpo no siempre responde del todo bien. A la pobre Amanda Seyfried, que es un bellezón pero anda sujeta a las exigencias de Hollywood, le ha tocado guardar luto por un par de amigas muy queridas: ¡sus copas D!

Vi una foto mía hace un par de días de cuando tenía 19 años, y mis tetas eran mucho más grandes. Eran una copa D, y ahora son una C pequeña, porque he perdido peso. Había algo hermoso en su tamaño. Cuando miro hacia atrás, pienso: ¿por qué me di a mí misma tanta caña?

Todo eso y más cuenta Amanda en Allure, de la que es portada este mes de mayo. Así que ya veis, de nada sirve pegarse una paliza tremenda en adelgazar, ponerse dura y todas esas cosas si por el camino sacrificas otros aspectos de ti que te gustan.

Dice en la entrevista que hay partes de su cuerpo que le gustaría que estuvieran más prietas, pero que tampoco se va a matar por conseguirlo. Y me parece estupendo. ¿No sería genial que desapareciera esa locura por los cuerpos esqueléticos y volvieran a ponerse de moda las musas de Rubens? Yo, al menos, ¡estaría encantada de la vida!

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