Cada paso que da Rocío Carrasco al frente públicamente es más firme, si cabe, que el anterior. Lo de este episodio 8 de 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' no solo va a servir para que dejemos de reírle las gracias a las Dakotas de nuestro entorno (y televisión), sino que también para entender por fin la no relación actual de madre e hija.
Rocío ha relatado que los 15 años de su hija, los últimos que vivió a su lado, fueron un auténtico tormento. En muchas ocasiones, de hecho, recuerda cómo su hijo David se ponía en medio de ellas para defenderla: "con mamá no, déjala en paz", imitaba la Carrasco recordando el noble gesto de su hijo con ella.
Ya es por todos conocido el famoso 27 de julio de 2012, el día que Rocío Flores manda de una paliza a su madre al hospital con la frialdad con la que cogió el teléfono, con el pelo con nectarina como para dar de comer a un poblado, para ponerse en contacto con Antonio David y soltarle un inquietante "papá, ya está hecho".
Pero tanto Rocío Carrasco como la sentencia del Juzgado de Menores ratifican que el maltrato de la hija hacia la madre fue habitual durante los últimos tres años, es decir, desde que Rotrece tenía trece años: "Era como Jekyll y Mr. Hyde, una belleza rubia con ojos maravillosos y guapísima y esa cara de ángel se transformaba en un demonio, le cambiaba esa imagen una milésima de segundo en cuanto le entraba en la cabeza esa información del padre", ha objetado con cierto pavor aún en los ojos Rociíto.
Rocío se ha roto en pedazos al recordar en qué términos su hija se dirigía a ella: "Hija de puta, puta, zorra, que yo nunca la he querido, que no la he atendido, que nunca la he llevado al médico, que no me preocupaba de sus estudios... Me decía 'me dan asco tus besos, no me toques…'. Yo la castigaba en el cuarto, como todos los padres a los niños y me decía 'al cuarto se va a ir tu puta madre que está enterrada', ha sido capaz de reproducir la Carrasco.
La madre de 'la niña' recuerda aquella pesadilla como un auténtico terror a diario que intentaba combatir con pastillas bajo la lengua y encerrándose en el baño a llorar ya que estos episodios siempre se producían cuando Fidel se encontraba ausente:
"Yo le decía a ella 'no te puedo obligar a que me quieras pero sí a que me respetes y en mi casa se me respeta'. Cuando recibes eso de un hijo esa sensación te bloquea por completo. Me decía 'tú no sabes la que os tienen preparada' y sentí terror otra vez, porque tú no sabes lo que tienen preparado a la mañana siguiente", declaraba como parte de este escalofriante relato.
Rocío se ha remontado al 11 de julio de 2017, día que se celebró un juicio convocado por Antonio David Flores. Allí, el exguardia civil presentó "medidas urgentes" con un informe psicológico en contra de la madre de su hija, donde la niña alegaba que su madre la maltrataba, con el fin de poder quitarle la custodia definitivamente de Rocío Flores.
El juez desestimó la petición de AntonioDá y Rotrece volvió a casa con su madre, que estaba hecha un mar de lágrimas por el miedo que le daba la ira de su hija tras no haber conseguido irse con su padre:
"Cuando llegamos, entró en el dormitorio del niño (David) y empezó a pegarle voces. Cuando la separo de él, me dice 'que sepas que en septiembre, a mí a esta casa no me trae ni un juez ni tu padre ni tu puta madre que están bajo tierra'", ha asegurado Rocío Carrasco.
Acto seguido, Rocío se llevó a su hija al pasillo para librar al pequeño David Flores de tan escabroso momento. Según la Carrasco, su hija empezó a provocarla embistiéndola con el hombro y diciéndole "¡pégame si tienes narices! ¡venga, pégame!", decía la que previamente le había asegurado a una psicóloga que recibía malos tratos de su madre para poder irse a vivir con "el padre impío".
Antes del episodio de la paliza definitiva, Rocío recuerda una agresión más por parte de su hija hacia ella con un cuchillo como arma blanca. Tuvo que ser atendida de urgencias y fue citada a declarar por este altercado, pero Carrasco evitó cargar más contra Ro Flores en el Tribunal de Menores: "No quería ser la culpable de que le cayeran más cosas", aseguraba.
Por último, quizás esta sea la amenaza más heavy de las previas a la agresión que la separó hasta hoy de su madre, Rocío Carrasco pilló fumando en la habitación a su hija durante uno de los días del verano de 2012. "Apagó el cigarro en el colchón y me dijo que la próxima vez lo hacía quemando la casa conmigo dentro", ha sentenciado recordando con mucho dolor esta macabra insinuación Rociíto.
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