Siempre es bueno recordar la historia reciente de nuestro país para que no se nos olviden los grandes personajes que campan por nuestras tierras. Y si queremos recordar momentos brillantes, es inevitable pensar en el divorcio de Ágatha Ruiz de la Prada.
Porque fíjate que ha habido rupturas sonadas, pero ninguna como esta. Que lo que nos extraña es que Pedro Almodóvar aún no se haya puesto a hacer una película de este momento.
Y es que menudo berrinche se cogió la diseñadora. Normal, también te digo. Comenzó su relación con Pedro J. Ramírez en el año 1986. Treinta años después —sí, sí, ¡treinta años!— se casan, en el año 2016. Y fíjate qué suerte, que tan solo tres meses después de casarse, Pedro J. le pide el divorcio.
Claro, esto es una sorpresa que no hace mucha ilusión. Y menudo cabreo se pilló nuestra Ágatha... Tanto, que acudió a firmar el divorcio con un burka.
Pero, ¿por qué hizo esto? "Sólo se me veían los ojos. ¡Fue tan alucinante! Aunque ya sabía que no íbamos a estar en el mismo cuarto, porque el divorcio se firmaba en salas separadas, me vestí por si nos llegábamos a cruzar en algún momento", contó ella misma.
Tiempo después siguió agrandando su relato en una entrevista para '¡Hola!', desvelando que le "habían regalado un burka hace mucho y pensé: 'Gran ocasión'. Porque vas como dentro de tu casita y no quieres ni que te vean ni ver".
"Vas a un notario donde sabes que está uno, ¿y sabes lo que te digo? Que me voy a poner un burka y voy a ir como en mi casita, escondida", le contó también a Susanna Griso en 'Espejo Público'.
Porque nuestra Ágatha solo tenía una cosa clara: "Lo único que yo quería era que él no volviera a verme nunca más". Pues nos lo vamos a aplicar para nuestra próxima cita Tinder que salga mal...
Imágenes | GTRES
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