Por favor, adelante, no os quedéis en la puerta. Aitana y Miguel Bernardeau tienen nueva kely que ofrecer para hacer los botellones pre-party y que tengan lugar los afters tras el cierre de las discotecas madrileñas. La parejita cuqui de celebs postadolescente ha dado el gran salto de lo que sería protagonizar las portadas de la 'SuperPop' (donde los ubicaríamos por edad) a ocupar potencialmente las primeras páginas del mismísimo '¡Hola!', lo cual solo se consigue "abriendo las puertas" de un casoplón como Dios manda.
Según ha podido saber la revista 'Semana', que tiene presupuesto suficiente como para tener a un redactor/a corresponsal en Idealista.com haciendo guardia de la ocupación urbanística de los famosos, la cantante y el actor se han mudado a un barrio de 'Élite' madrileña tras llevar unos meses enfangados con una eterna reforma que iniciaron el pasado mes de junio.
El nuevo nidito de amor de Aitana y Miguel custodiado por su perrita Sopita cuenta con 270 metros distribuidos en tres plantas (la última de ellas rehabilitada como una enorme terraza), un jardín independiente y una fachada cubierta por plantas a mansalva que la convierten prácticamente en una madriguera (a lo mejor consta como tal en las escrituras). Una cosa es querer intimidad y otra parecer que vives en el escondrijo de la orden del Fénix de Harry Potter o en la ciénaga de Shrek...
La casa adquirida por la extriunfita está valorada en la friolera cifra de 750.000 eurazos, una cifra a la que habría que sumar la pedazo de obra que ha retrasado su traslado al chalé hasta este mes de septiembre, pasando Aitana todo el verano en el piso que alquiló en su día a la actriz Blanca Suárez.
Aun así, la adquisición de este casoplón tiene dos grandes inconvenientes a los que Ocaña ya ha empezado a poner solución. El primero es que, al estar situado en una avenida de Madrid muy transitada, el hogar tiene menos privacidad que la academia de OT donde se alojó durante 3 meses videovigilada por 80 cámaras. Un problema que ha solventado con una valla de bambú que, además de darle privacidad, ha añadido al solar un rollito Valhalla que va a la perfección con esa impresionante fachada de vegetación trepadora.
El segundo es un fallo del que se va a arrepentir a la larga aunque Aitana no sea muy consciente aún de ello: la cercanía de su casa a la de su suegra Ana Duato. A las madres no les hace falta mucha excusa para estar todo el día metidas en las casas de sus hijos, pero ya, si viven al lado, se va a convertir casi en una rutina de chismosis abuelil de la que Bernardeau y una servidora no van a poder escapar.
Pero bueno, ya todos sabemos que Ana Duato es un amor. No creo que vaya a pasar más tiempo en casa de Aitana y Miguel del que van a pasar Morat, que seguro que tienen preparado su dueto número 8.076 con la cantante para este año.
Foto portada | GTRES
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