Que nunca vamos a tener una casa diseñada por Joaquín Torres es algo que tenemos asumido desde hace tiempo. Como mucho una de Playmobil. Alejandro Sanz, Cristiano Ronaldo, Penélope Cruz y Javier Bardem o su última clienta, Tamara Falcó, son algunos de los famosos que sí han podido permitírselas sin tener que vender el riñón derecho en la deep web... Pero no, no venimos a dar una clase de arquitectura sobre su trabajo. Venimos a lo que nos interesa: los asuntos de cama.
Toñi Moreno, tu periodista campechana de confianza, ha sido la encargada de entrevistarlo para la revista 'Lecturas'... Y lo que ha salido es jugoso, jugoso. Porque, recordemos, Joaquín Torres estuvo casado con Mercedes Rodríguez Parrizas, con quien tuvo dos hijos de 10 y 13 años. Se conocieron cuando tenían 17 y se divorciaron en 2015, cuando salió a la luz, ¡sorpresa!, que Joaquín estaba teniendo una relación paralela con Raúl Prieto, el actual director de 'Viva la vida'.
Según explica la revista, Joaquín vivió con "angustia" su orientación sexual. Porque sí, amigas, con el armario cerrado entra muy poco aire y corres el riesgo de que te acabe dando un vahído. Y nuestra Toñi consigue sacarle cómo fue la primera vez que pasó del salmón ahumado al rabo de toro: "La primera vez que me acuesto con un chico es porque pago a un gigoló", desvela Torres.
Fuertes declaraciones. A esto añade: "Yo no me permitía ni ir por los ambientes gais porque me negaba a mí mismo. Yo salía de noche y tenía relaciones con chicos y me pasaba dos días vomitando, porque me odiaba a mí mismo". Pues Joaquín, querido amigo, menos mal que tú eres un caso aparte, que si no no se podría entrar en Chueca de todo el vómito que se iba a acumular allí.
Su gran cambio, asegura, fue cuando entró a colaborar en 'Sálvame', donde se le abrieron los horizontes (y la mente).
Este mismo año explicó en 'Espejo Público' que, para su padre, tener un hijo "maricón" era una "grandísima decepción", aunque lo acabó aceptando. Imagínate que tu hijo, ya con canas, venga un día a comer a casa y se te abra como un huevo Kinder y te salga de dentro toda la tribu de los Village People. Pues un poco de sorpresa te llevas.
"Yo era incapaz de decir que era homosexual, le dije a mi mujer que era bisexual", contó. "Yo no deseaba a mi mujer y me sentía muy culpable. Ella lloraba y yo lloraba. Yo me acostaba con ella pero no la deseaba". También aseguró en su momento que "lo más duro fue decir a mis hijos que era gay".
Nosotros, mientras tanto, esperamos a que llegue el día en el que las únicas plumas que haya ocultas sean las del edredón. Las demás, ¡a volar!
Fotos | gtres
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