Cuando todo parecía haberse relajado, cuando la gente parecía hablar más de sus vacaciones en Ibiza (que mira que han sido por todo lo alto) que de su ruptura (o darse un tiempo, o como quieran llamarlo) con Alba Paul... La cosa ha vuelto a explotarle a Dulceida en la carita.
Pero vayamos, como cantaba Chambao, poquito a poco entendiendo. Empecemos por el principio: tras siete años de relación, hace menos de un mes Dulceida se pasaba por Instagram para decir que estaban "pasando un buen momento en nuestra relación".
Se armó la marimorena. Nadie hablaba de otra cosa y la pareja decidía pasar separada este mes de julio. Así que Aida Domènech hizo el petate y se fue a Ibiza con otros influencers a una escapada que organizaba su propia agencia.
Parecía que las aguas se habían calmado... Hasta que se armó la marimorena otra vez. Y todo por culpa de un vídeo que decidió publicar en sus stories, en los que compartía una sesión de KAP. No, no es ningún deporte de moda. Significa Kundalini Activation Process, y es una movida —así, a grandes rasgos— para activar los siete chakras que supuestamente tenemos —nosotros no nos hemos visto ni uno— a través de la relajación.
Una experiencia, hemos leído por Internet, más transformadora que hacerte un lifting facial, y que, según dicen, sirve para alcanzar el máximo potencial físico, mental y emocional de la persona. Pues atento a cómo Dulceida saca su potencial:
La sesión fue conducida por Magali Dalix, que lo mismo te pone a hacer burpees hasta que te reviente los bíceps, que te abre los chakras.
En el vídeo podemos ver cómo Dulceida rompe a llorar sin consuelo. "Aunque me veáis así, al terminar me he sentido más en calma que nunca conmigo misma, me ha servido para conocerme un poco más", explicaba en los stories.
Pero claro, verla así le ha chocado un poco a la gente... Tanto, que los usuarios han llegado a decir que "Dulceida nos enseña a capitalizar una ruptura en Instagram". Otros (un poquitín más crueles) añaden cosas como: "Que se gaste el dinero en un psicólogo en vez de tanta tontería y encima lo publica en redes".
Esto, claro está, no ha sentado nada bien a la de la llorera en cuestión, que se ha visto obligada a hacer un comunicado en Instagram:
También te digo —llámanos ignorantes si quieres— que si el objetivo de la sesión es ponerse a llorar como una magdalena, a nosotros únicamente nos hace falta echar un ojo a nuestra cuenta bancaria. Un dos por uno: nos entra la llorera y, de la mala hostia, se nos activan todos los chakras de golpe.
Foto de cabecera | GTRES
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