Claro que sí, sin pelos en la lengua que es como a nosotros nos gustan. Y Scarlett Johansson es una de esas y no nos cabe ninguna duda. Igual te dice que esta con sus pechos más contenta que unas castañuelas que nos reconoce que lo suyo es el riesgo extremo y no hay nada que le ponga más en este mundo que acabar como las grecas en la Casa Blanca, empinando el codo con el presidente y bebiéndose el champán en los trofeos de caza de los allí presentes. Eso es un amor por la patria y que se quite lo demás, desde luego...
Primero ofreció desinteresadamente casi 23.000 euros en una subasta por una camiseta mojada de Hugh Jackman (quién no lo haría... aunque con ese dinero igual me pujaba por tenerle a él mojado y sin camiseta) y ahora reconoce que, ya puestos, no le importaría ir a más estas navidades con las copas:
Estoy esperado para emborracharme y hacer el ridículo en la Casa Blanca. El senador republicano es el que se supone que debe ser que se comporte
Y de otra igual pienso que todo esto es una broma sin pies ni cabeza pero viniendo de Scarlett Johansson, que en la cena de la Casa Blanca de la primavera pasada, acudió con el que era su novio, por aquel entonces, Sean Penn y a pesar de ser una cena de etiqueta Scarlett se pasó toda la noche sentada sobre el regazo de su churri... igual sigue siendo una broma pero con bastantes pies y cabeza que podría ver la luz si le ofrecen unos buenos cubatas aquí a la amiga para que pierda la vergüenza y se lance a todo lo que se menee.
Vía | Vanitatis Foto | johnmcnab