Kristen Stewart, cariño, tendrías que haberte comprado amigos


Por fin tenemos la clave del éxito de la enorme capacidad interpretativa de Kristen Stewart en los papeles de niña solitaria, melancólica y con tendencia a la depresión: es sencillo, es ella misma. Sólo tiene que echar la vista atrás a su pasado, intentar recordar como le iba la vida a los trece años y el resto está hecho, porque si os dio pena Bella en la película de Crepúsculo, la historia de Kristen en la vida real no le llega ni a la altura de los zapatos, es para cortarse las venas con cuchara.

No me estoy riendo de sus desgracias, dios me libre. Sólo me parece gracioso que siempre le estemos criticando que hasta el papel de aluminio tiene más expresividad que ella y ahora resulta que igual todo esto es psicológico ¡Toma del frasco carrasco! Su infancia fue dura y la niña lloró mucho. Mucho no, muchísimo. Y claro, eso termina pasando factura y haciendo que el carácter de una se vuelva del sabor de los limones.

Los problemas escolares de la pequeña Kristen llegaron cuando pisó en primer plató de su vida. Los niños son crueles y con Kristen no hicieron ninguna excepción, y si a eso le sumas que la niña es hipersensible, pues ya tienes un trauma infantil que me río yo de los que les entraron a los niños de la Tribu de los Brady:

“No es que yo fuera por ahí diciendo he salido en esta película o en esta otra, pero todo cambió cuando alguien vio mi papel en La seguridad de los objetos y se dio cuenta de que el niño pequeño que actuaba había crecido y se había convertido en Kristen Stewart. A partir de ahí comenzaron las burlas, ¡incluso de gente con la que nunca había hablado antes!”

Y aquí es cuando llega la parte más emocionante de toda esta trágica historia (sacar los pañuelos, que llega). En vez de hablar con el director del colegio o cambiarla de escuela, los padres muy astutamente decidieron que lo mejor es que la nena abandonara la escuela… ¡a la edad de 13 años!

“La verdad es que me alivió dejar el colegio, porque suspendía muchas asignaturas y no podía ir siempre a clase. Además, no me llevaba bien con casi nadie”

Y ale, como la niña no se llevaba bien con nadie y eso igual podía perjudicarle a su incipiente carrera (le salió casi antes que los dientes de leche, por dios), los padres, que no querían que la niña dejase de ganarse perrillas con sus actuaciones, sopesaron si darle una educación básica a su hija o directamente meterla en el mundo del cine tal y como estaba… y ya sabéis que decidieron los padres. Y por mucho que le metan un profesor particular, y por mucho que la eduquen, un niño tiene que vivir la experiencia de estar en un colegio. Privarle de eso por una carrera en el cine, me parece bochornoso.

Foto | i_heart_him (Flickr)
Vía | Thefancarpet

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