Escena: gira de promoción de cualquiera de sus últimas películas. Llega el momento de las entrevistas a la prensa. Ella, Kristen Stewart, la estrella con desgana pero obligada por su manager y su contrato tiene que responder preguntas. Hasta aquí vale, es tedioso pero es lo que tiene ser estrella de cine.
Ahora viene el periodista de turno que en un alarde de simpatía, de intentar romper el hielo y salirse de las mismas preguntas que el resto, hace un ligero amago de interrogación sobre un tema personal. ¡Cuidado! Kristen Stewart se pone nerviosa, sus manos empiezan a empaparse, su frente se humedece, no sabe qué responder. Se siente incómoda y un fuerte hedor empieza a desprenderse en la sala. El periodista comprende que está siendo asfixiado por su atrevimiento, que Kristen no tolera que le vuelvan a preguntar por Robert Pattinson.
El manager de Kristen entra con pinzas en la nariz, le ofrece una toalla para secarla y llama a los servicios de urgencias para que el periodista sea atendido del colapso por el ataque olfativo.
Ella misma lo ha dicho en una entrevista: “Cuando tengo una entrevista me pongo nerviosa, tiemblo, me empiezan a sudar las manos y me huelen mal”. Vamos, que no tiene problema en confesarlo. Lo dicho, es una advertencia en toda regla.
Vía | Hollywood Life
Foto | Celebrity Sweating