Efectivamente una puede aumentarse el tamaño de las susodichas sin pasar por el quirófano. No tiene el mismo resultado que podría tener el hacerlo con un bisturí pero para algunas es igual de efectivo, más barato, menos polémico y no pasas a engrosar la lista de famosas adictas al bótox, el bisturí y demás enseres pro-quirúrgicos.
Y Jennifer Aniston es una de ellas. Se ha dicho así misma: oye, pues un poco más de relleno no me vendría mal… así que se ha sometido a un tratamiento de inyecciones de Macrolane que cuesta en torno a los 3.000 euros para que el pecho le aumente de tamaño y así subir alguna que otra talla de sujetador sin tener que esperar el post-operatorio.
El procedimiento consiste en inyectar un gel de ácido hialurónico diseñado especialmente para el remodelado del contorno corporal. Basado en la tecnología de relleno facial Restylane, el Macrolane es más denso y tiene más duración, más en concreto de unos 18 meses.
Y todo esto se ha sabido a raíz de unas fotos que se le hicieron mientras grababa su última película, ‘The Bounty’. En ellas, Jennifer aparece con prendas más ajustaditas y en ellas puede verse como, o bien se ha metido papel higiénico bien oculto en el sostén, o misteriosamente de una semana a otra los pechos le han crecido. Ninguna de las dos es plausible y ella se empeña en decir que no se ha sometido a ninguna operación quirúrgica, ergo Jennifer Aniston tiene unos pechos la mar de salados que se encogen y aumentan a placer.
Pues no. No son pechos que aumentan a placer, porque al parecer ya es casi un rumor que no es rumor (séase que está confirmado) que Jennifer Aniston se ha sometido al tratamiento de las inyecciones. Y van más allá: dicen que está tan contenta con su nuevo look, que aprovecha el vestuario de su película para lucir piernas y escote en minifaldas y tops atrevidos. Imagino que al final no le quedará otra que reconocerlo, porque se le están echando todos los medios de comunicación encima… pobre, le hubiese valido más el papel higiénico en el escote.
Vía | ABC