Mira que hay demandas raras en este mundo, de esas que te quedas ojiplático perdido cuando te las cuentan y no tienes ni pajolera idea de como reaccionar, pero lo que le ha pasado a Daniel Radcliffe es digno de comentar un día que se reúna toda la familia y se hayan acabado los chistes en la sobremesa. Para ser más concreto, el asunto se resume en que Daniel ha presentado una demanda contra una empresa de preservativos en Suiza.
Y claro, lo primero que se nos viene a la cabeza, así en frío, es que el joven Potter ha usado algún condón en sus noches más mágicas y calientes y se ha encontrado con la desagradable sorpresa de que éste no cumplía con todo lo que ha de tener un condón, especialmente con eso de que además de evitar el contagio de la enfermedades de transmisión sexual, hace que uno no vaya dejando vástagos con todo el que decide meterse en la cama. Pero no, el asunto es algo (bastante) más hilarante.
¿Si os digo que la firma de preservativo se llama Harry Popper, podréis imaginaros por dónde van los tiros? Pues eso, que la empresa se ha servido del joven mago para vender más preservativos los cuales no sabremos si son mágicos o consiguen sin el Wingardium Leviosa que el asunto empiece a levitar, pero a los productores y como es obvio a Daniel Radcliffe, no le ha hecho ni pajolera gracia, ya que lo único que consigue es perjudicar la imagen de cara al estreno de Harry Potter y las Reliquias de la muerte.
Pero es que para más inri, el logotipo de Harry Popper es una especie de personajillo caricaturesco con forma de preservativo masculino extendido, ataviado con las características gafas redondas y agitando en su mano una varita mágica. Vamos, tronchante. Y lo peor es que como se pongan tiquismiquis, igual hasta les demandan por publicidad engañosa, que seguro que más de uno se lo compra pensando que con ellos la noche va a ser mágica.
Vía | Objetivo Famosos
Foto | Telegraph.co.uk